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Plantas, habitaciones y muebles

  • Foto del escritor: Kléver Vásquez
    Kléver Vásquez
  • 3 may
  • 2 Min. de lectura

El vestíbulo se vuelve el principal espacio de una vivienda cuando se trata de ordenarla.







Los muebles también configuran el espacio arquitectónico




El espacio interior dialoga con el espacio exterior












Esto solo fue una parte de lo que se realizó en el cuarto semestre. En términos generales, el taller trabajó su proyecto de diseño partiendo de tres condicionantes principales: la topografía, el programa y, en menor medida, la estructura. Para tratarlas nos impusimos el diseño de una vivienda unifamiliar con taller de cerámica en un terreno ubicado en el sector de Mindo al noroccidente de Quito.

 

La topografía se trató a través del diseño de un hemiciclo. Cada estudiante debió encontrar su mejor ubicación y calcular con el método de “planos acotados” la cantidad de desmonte y terraplén donde colocar gradas para llegar y graderíos para sentarse.  

En seguida, el tema del programa nos sirvió para que el estudiante empiece a tener consideraciones funcionales en el diseño. Nos enfocamos en la función del vestíbulo como espacio diferenciador y vinculante de un proyecto, en este caso entre las, llamadas por algunos, “área de día” y “área de noche”. Así mismo, la introducción en el programa de un taller de cerámica se pensó para que el estudiante diferencie entre espacios privados y semipúblicos. Para llegar a este espacio se impuso la consigna de que debe existir accesibilidad universal a través de rampas.

Finalmente, el aspecto estructural fue tomado para poner en cuestión la composición inicial con la que empezamos los ejercicios este semestre. Así, la estructura ordenó los volúmenes previstos y articuló sus elementos, apareciendo nuevas dificultades de diseño, por ejemplo a través de la cubierta.

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