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Dibujo y maqueta

  • Foto del escritor: Kléver Vásquez
    Kléver Vásquez
  • 3 may
  • 2 Min. de lectura


El concepto de espacio es el eje central de esta asignatura, su comprensión requiere de práctica, debido a que el vacío o el espacio solo se puede visualizar gracias al continente que lo envuelve, comprendido como la forma. La forma en este semestre nos sirve, sobre todo, para visualizar lo invisible, el espacio. Los espacios arquitectónicos que el estudiante trabaja son tres: espacio pórtico o porche, espacio caja o habitación y espacio patio o recinto.


Todo esto, sin embargo, puede llegar a ser comprendido ejercitando las formas de representación propias del proyecto arquitectónico, sobre todo, el dibujo en cuanto proyección paralela (plantas, cortes, axonometrías) y la maqueta.






Una vez que el estudiante conoce que toda arquitectura presenta de una u otra manera estos tres tipos de espacio y que todos los espacios arquitectónicos pueden resumirse en eso tres, entonces el tema a tratar será la Relación espacial. Para tratar este tema utilizamos el texto de Francis Ching “Arquitectura, forma, espacio y orden”, en él encontramos cuatro tipos de relación espacial: 1. espacio interior a otro. 2. Espacios contiguos. 3. Espacios relacionados por un tercero. 4. Espacios conectados entre sí.

Con los ejercicios de relación espacial el estudiante trabaja aspectos relativos de la arquitectura, entiende que esta disciplina no responde a datos cuantitativos, sino, más bien a aspectos subjetivos y culturales. Así, por ejemplo, el estudiante aprecia que cuando suma un espacio más otro, su resultado no es dos espacios, sino tres. Esa condición puede observarse en la relación espacial de conexión entre dos espacios.






Luego de ejercitarse con las relaciones espaciales, los estudiantes estudian los recorridos en los espacios arquitectónicos o, la relación entre recorrido y espacio. Con esto nos adentramos en tres conceptos: 1. Pasar entre espacios, 2. Atravesar espacios y 3. Acabar en un espacio.













El trabajo espacial representado con una maqueta ha ido ganando en complejidad pues ella debe mostrar las relaciones espaciales y la relación entre recorrido y espacios, cuidando siempre de perfeccionar su mirada con respecto a la escala y la proporción, pilares del diseño arquitectónico.  Para ello utilizará los diferentes elementos de la arquitectura que conoce y va conociendo en su práctica proyectual.

Finalmente esta maqueta espacial con espacios y circulaciones, adquirirá cierto grado de realismo al pensarla desde su posibilidad estructural. Vigas, columnas, muros y tensores, aparecen en el espacio, volcando la reflexión a las condiciones de estabilidad a la que un objeto arquitectónico debe responder. La gravedad se vuelve aquí la condición que valida la pertinencia de un objeto y todos los ejercicios van encaminados a ejercitarnos en esa experiencia.











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