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barrio "la primavera", transversalidad urbana

2018

Propuesta urbana para el barrio "La Primavera" al noroccidente de Quito

concurso "Mi barrio ejemplar y sostenible"

Primer lugar


“Mi barrio ejemplar y sostenible” fue un concurso de ideas organizado por el Instituto Metropolitano de Planificación Urbana y el Colegio de Arquitectos del Ecuador para dar respuesta a las problemáticas existentes en los barrios de las diferentes zonas de Quito. El proyecto a continuación obtuvo el primer lugar de entre quienes concursaron para los barrios de la zona central del distrito y enfocó sus esfuerzos en el barrio La Primavera ubicado en las laderas del Pichincha.


La propuesta pretende dar respuesta a las condiciones de aislamiento y fragmentación física y social presentes en el barrio. Las quebradas que lo bordean condicionan un crecimiento siempre ascendente hacia la ladera del Pichincha y por tanto, las calles principales recorren longitudinalmente el barrio formando manzanas alargadas que, por construirse en pendiente pronunciada, terminan elevando la base de sus muros perimetrales hasta 2m de altura sobre el nivel de la calle. Aislamiento y fragmentación morfológica reflejada también en la segregación social que el barrio sufre, donde existen varios dirigentes barriales en constante disputa territorial.


La propuesta en su aspecto general pretende dar respuesta a la problemática físico-social que presenta La Primavera; para ello se planea establecer un sistema vial transversal, conformando nuevos tramos de vías que enlacen algunas ya existentes y que generen un circuito que conecte los barrios San Vicente al norte y La Comuna al sur, creando unas y volviendo a abrir otras calles que han sido tomadas para ser parte de algunos conjuntos habitacionales privados. Este circuito de calles estará destinado principalmente al recorrido peatonal y transporte liviano, atravesará las quebradas y permitirá la accesibilidad y tratamiento de las mismas.



Aislamiento y fragmentación

 

La avenida Occidental y algunos conjuntos habitacionales que en los últimos años se han construido en la parte sur del barrio delimitan un perímetro artificial del mismo. A su vez, la quebrada Rumipamba al norte y la quebrada que limita con la Comuna al sur del barrio forman parte de sus límites naturales. Estos límites, naturales y artificiales respectivamente, configuran el perímetro del barrio, que, si bien lo delimitan, terminan aislándolo de la ciudad; es decir, impiden una comunicación y accesibilidad adecuada con el barrio San Vicente al norte, La Comuna al sur y el barrio Las Casas al Este.

 

Las quebradas que bordean el barrio condicionan un crecimiento siempre ascendente hacia la ladera del Pichincha y por tanto, las calles principales recorren longitudinalmente el barrio formando manzanas alargadas que, por construirse en pendiente pronunciada, terminan elevando la base de sus muros perimetrales hasta 2m de altura sobre el nivel de la calle. Esta característica morfológica del barrio evita la comunicación entre las dos calles principales y longitudinales (la calle Primavera y la calle Obispo Días de la Madrid), fragmentando al barrio en su interior.


Aislamiento y fragmentación morfológica que de alguna manera se ve reflejado en la segregación social que el barrio sufre entre sus habitantes, surgiendo quizá por ello, varios dirigentes barriales con radios de influencia social que no dan cuenta de unidad e integración. Este problema de falta de representatividad común ha terminado fragmentando la noción e imaginario que los pobladores tienen de su barrio, dando lugar a que sus habitantes se identifiquen siempre en busca de “la distinción”. Así, la Primavera alta, la Primavera media y la Primavera baja son nominaciones sociales con las que la gente del barrio se distingue entre sí.




Ubicación de residencia de dirigentes sociales del barrio


Este problema social se incrementa cuando de parte del municipio se cataloga al barrio como “barrio dormitorio”, haciendo tabula raza de la diversidad social y generacional que el barrio posee como bien lo indican las estadísticas adjuntas en este documento y visibles en las láminas. Esta distinción que, de parte de la institución rectora de la ciudad, se aplica al barrio, puede ocasionar una estigmatización del mismo y solamente acentúa el aislamiento y la fragmentación social de la cual es víctima el barrio.


Antecedentes técnicos

 

Durante la historia del barrio la gestión que han tenido las diferentes directivas barriales ha ido disminuyendo y su representación no ha sido conocida o no ha sido bien vista por los vecinos del barrio. Es así que en toda su historia no han podido materializar una sala comunal o lugar de reunión adecuada para sus reuniones. Sin embargo, se encuentra documentación de la gestión realizada para dicho fin y en los años 80 la Universidad Central ha realizado un estudio y proyecto arquitectónico presentado en la municipalidad de entonces.





Este interés por el barrio se encuentra más tarde en el proyecto que realiza uno de sus vecinos más interesantes: el arquitecto mexicano Francisco Ursúa, radicado en el barrio desde hace algún tiempo y cuya casa –que no desentona con el entorno informal del barrio- ha sido visitada por especialistas extranjeros y nacionales. Este arquitecto realiza un estudio exhaustivo de un proyecto para construir un puente que conecte el barrio La Primavera con el barrio San Vicente; proyecto que tampoco se llevó a cabo.






Fragmentos del estudio para un puente realizado por el arquitecto mexicano Francisco Ursúa


Estos hallazgos técnicos encontrados en La Primavera dan cuenta de la problemática de segregación social evidente, entre otras cosas, por la carencia de una sala de reuniones; así también se evidencia la necesidad de comunicación del barrio con el resto de la ciudad expresado en la urgencia de un puente. Este proyecto de puente que conecte dos barrios, daría la pauta para proponer de manera general e integral una solución al aislamiento y la fragmentación que adolece el barrio.


La transversalidad

 

La propuesta en su aspecto general pretende dar respuesta a la problemática físico-social que presenta La Primavera; para ello se planea establecer un sistema vial transversal, conformando nuevos tramos de vías que enlacen algunas ya existentes y que generen un circuito que conecte los barrios San Vicente al norte y La Comuna al sur.





El sistema transversal vial volverá a abrir y dará cuenta de la existencia de calles que han sido tomadas y cerradas para ser parte de algunos conjuntos habitacionales privados. Este circuito de calles estará destinado principalmente al recorrido peatonal y transporte liviano, haciendo accesible ahora, la aparición de la bicicleta, cuya utilización es factible únicamente de manera transversal y no longitudinal por la excesiva pendiente. De esta manera, el circuito transversal será una respuesta al circuito longitudinal destinado a vehículos y transporte público.

 

Estas nuevas calles también estarán arborizadas y el circuito se volverá área verde de conexión entre las quebradas.

 

Para poder construir los nuevos tramos de calles es necesario expropiar ciertos lotes, los mismos que han sido seleccionados basándose en la posibilidad topográfica y en el estado de la vivienda (en caso de haberla) que posee el lote para cumplir esta función. Al trazar las nuevas calles, la mayor dificultad surge en la conexión entre las calles Obispo Días de la Madrid y Enrique Aymer -ambas paralelas y desconectadas en la actualidad- por la diferencia de nivel de su topografía. Sin embargo, su mayor dificultad se encuentra únicamente en dos puntos de intersección, y la respuesta es factible, gracias a los lotes disponibles cuyo tratamiento de conexión se representa en el gráfico siguiente:



La intersección y el cruce del sistema vial longitudinal (existente) y el sistema vial transversal (propuesto) permite el surgimiento de espacios centrales donde se ubican proyectos urbano-arquitectónicos claves para una comprensión integral del barrio; de los cuales se destacan tres: El proyecto de sala comunitaria ubicada en el mismo lugar previsto desde hace años por el barrio, cuyos usos van desde un pequeño mercado hasta un consultorio médico y en el cual se destaca una plaza en la que se realizarán ferias de emprendimiento detalladas en la tercera parte de este documento. Otro proyecto a destacar es la vivienda popular y pública que se ubica en un terreno baldío de aproximadamente una hectárea de propiedad incierta y que hasta los años 90 ha sido de propiedad municipal. Ahí se colocará vivienda cuyos habitantes serán, sobre todo, quienes ahora ocupan ilegalmente el borde de la quebrada. En este espacio se diseñará vivienda pública que mantenga las características espaciales y funcionales de las viviendas que se encuentran en la quebrada. El último proyecto destacado de la intersección entre el sistema longitudinal y el sistema transversal es un parque que se ubica como entrada al barrio y que limita con la avenida Occidental. El actual parque (descuidado por la municipalidad) conforma una barrera natural entre el barrio el resto de la ciudad. Desde la avenida Occidental la presencia del barrio depende de este parque, y en la actualidad solamente forma un muro inaccesible. El nuevo parque se diseña degradando el muro y haciendo de este un espacio accesible y volviendo visible al barrio desde la Occidental. El diseño de este parque daría la bienvenida al barrio.


Ubicación de los tres proyectos principales sobre el cruce de los sistemas, transversal (propuesto) y longitudinal (existente)



Lugar y propuesta para la casa comunal del barrio


Trabajo realizado junto a:







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